Es uno de esos sitios en los que todo parece funcionar con los engranes a tiempo; con demasiada armonía y la vibra en perfecta sincronía. El escenario está sentado dentro de un complejo habitacional y de negocios, de esos que sólo los regios saben confeccionar. Madera y luz; ángulos y espacio. ¡Qué delicia de sitio!
Alfredo Villanueva apenas cumple un año manejando la cocina de Romero & Azhar. En cada visita nos sigue sorprendiendo. Porque puedes comer unos tacos de tuétano crujiente ¿arropados por una tortilla de barbacoa? Porque un buen plato de asado (con chamorro, pork belly y costilla) te ubica de golpe en la cocina de casa, sencilla y afable; estridente como suele serlo la proteína, pero fundamentalmente bien compuesta y deliciosa. Y un cebiche de atún, aunque siento que se envuelve de más en ünguentos y cortejos, te deja paladear texturas que te preparan la boca. Ojo estos platos pudieran haber salido de carta, porque el dinamismo es parte de su deber ser…
Villanueva es el mismo chef de Xbox, y la gente viene aquí a buscarlo, en esta maravilla de locación, donde “todos los platos son para compartir”, dice el chef, “es una cocina mexicana de casita que acepta fusiones y que promueve platos vegetarianos. La carta se renueva cada semana”, y nosotros agregamos, y la secuencia de sensaciones nunca concluye, como en la rueda de la vida.
Las ensaladas como la de betabel asado envuelven tu paladar con impresiones de expresiones recíprocas, que juegan con sabores dulces y ácidos; y los tacos de papada de cerdo, o los de lechón; esas piezas como los de tuétano, fueron creadas para cambiarle el chip de la cabeza a la gente y que de la bienvenida a una nueva generación de tacos abrazados por esas gordas calientes y gruesas que hacen explorar los sabores de las entrañas del maíz y la masa, como nunca.
Buenas cervezas artesanales, una lista de vinos más asociada con la capacidad de compra de la gente del vecindario que con un consumidor cauto en el gasto; y postres exquisitos, como la campechana de dulce de leche y chocolate, o el tamal de elote con mazapán de almendra. En cada visita un experiencia complaciente.
Punto Central/ Industria 400/ San Pedro
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