Deigo se niega a abandonar la cocina tradicional japonesa. Recientemente el antiguo chef Genshin Oyakawa lo vendió a los dueños de Tatsu de las lomas y de inmediato subieron los precios, aunque la colonia no permite los excesos de las zonas acaudaladas.

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Sostiene su buena calidad aunque ya no lo frecuentan muchos japoneses. Sus debilidades se centran en el servicio, pese al cambio, y a las mejoras, éste sigue siendo malito, como siempre. Tampoco hay ni buen vino, ni sake fino, pero no por ello deja de ser una opción interesante. El chef Armando salva el sitio con su cocina, mucha experiencia, mucha dedicación y buena ejecución técnica. Deigo es Armando.

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Deigo es una flor de Japón en la colonia del Valle, ubicado sobre Pestalozzi, frente al parque Arboledas, a una calle de la “Comer”. La clientela local es adicta al sushi, al yakimeshi y a los rollos de varios sabores y pescados, pero en Deigo ha aprendido a conocer platos mucho más sofisticados y desde luego más cercanos a la verdadera gastronomía japonesa. El sitio es austero con dos o tres encantos que lo hacen lucir dentro de un entorno de seriedad oriental muy gentil.

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El sushi es de primera, pero la cocina caliente es de lo más interesante. Los ramen, o pastas chinas con preparación nipona son uno de los mejores ejemplos de calidad de la cocina de Deigo. La mayoría de ellos son potajes caldosos, ligeros y a la vez muy llenadores. Se presentan en formas distintas, con carne de cerdo, con sabor a soya, con verduras o con sabor a miso.

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Uno de los bocados que toma a la lengua por sorpresa es el tocino en salsa de soya. Un trozo bien dotado de “chicharrón con carne” (perdonando la descripción) aparece sobre una bandejilla, ungido hasta la cabeza por una salsa suave y dulzona.

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El shabu shabu  es un guiso que se prepara sobre la mesa. Es muy sano y austero en grasas pero lleno de sabor y espíritu. Desde luego los tempuras y los teppanyakis son parte protagónica de la extensa carta del restaurante. Pruebe el pescado a la sal, el cuello de hamachi, y déjese acariciar la garganta por una cajita de sake. Finalice con un ocha (té verde) y un camelado confeccionado con gelatina de café y helado de vainilla.

Pestalozzi 1238. Del Valle. T. 5605 6317