Hay restaurantes así… que empiezan por un diseño que parece fresco  pero se queda corto; que parece muy pretencioso pero como que sólo se queda en el pre…

Aunque a la mesa, en CampoBaja exhiben una cocina sencilla, de mar, de producto fresco y sabores que intentan componer algo y guardar algo, pero como que tampoco les alcanza.

Con 20 platos solamente, el menú de Campobaja, (situado en la Roma, sobre la calle de Colima) – a donde fueron a parar algunos de los sitios de más éxito de la zona – destaca por su simpleza y podría definirse como rico, pero no le alcanza para el muy… y ninguno de los 10 que ensayamos, nos arrancó frases de excelencia

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La cocina de Ezequiel Hernández sienta raíces profundas en los productos de Baja California y los platillos de casa. El compromiso le concede libertades creativas que a veces pierden el equilibrio. Una tostada de pulpo asado, por ejemplo,  revela más buenas intenciones que sabores de buen tono; los que se pierden con un nivel de acidez extraordinario, y una tostada –que aunque presumen elaborarla con elementos maravillosos- firme pero carente de tonos que alimenten, que otorguen sustento a la torre que apuntala un pulpo que no presume lo asado por ningún lado.

Las tres conchas tienen los suyo, pero en especial esa chocolata de carreta salpicada de camarón y pulpo, emocionantemente generosa y estridente, que se cucharea o se tostadea.. Los sopes de jaiba y los tacos de machaca de rocot parecen compartir origen y estilo, con esas salsas que se hermanan. Primero los tacos, ricos pero más secos de lo deseado, servidos sobre una tortilla taquera que concede y se deja humedecer por las salsas; dos de ellas para machos… Los frijoles cortejan, (y les faltaba sazón); luego los sopes, chiquillos, antojables, con su copete de aguacate; al fin buenos.


Había que pedir un pork belly anunciado con bisquetes de sartén, puré de papa y huevo perfecto. El tocino era una gelatina dorada y bien timbrada, sometida a la miel que compartía con los mini hot cakes; y el huevo cuya perfección – no la misma perfección de la que soy devoto- se sentaba junta al puré y la carne. Un plato bueno para el desayuno que desafinó totalmente entre almejas, tostadas ácidas, sopes y lubinas…

Su ceviche de sierra nos pareció una de las mejores opciones. De buen tamaño, caldocito y sabroso: sin embargo creo que la cocina –muy bienvenida de jueves a domingo- se queda elaborando platos que pasan muy bien arriba de 8, pero nunca alcanzan el 10. Vale la pena, quizá echarle trago por la noche, con otro ambiente y otra visión; pero pa’ la comida, solamente ( y con vecinos como La Docena, a dos cuadras de distancia) a esta propuesta le falta ofrecer mucho, pero mucho más sabor todavía.