Cumpanio se ha vuelto una razón más para visitar el centro de San Miguel Allende. Ubicado a una calle y pasos de la plaza principal, sus talentos tienen que ver con la excelente panadería y la cocina franca, de platos bien puestos, empezando por los mejores croissants de la ciudad, según dicen; el excelente café; los desayunos que defienden muy bien el alma del sitio; una cocina acertada, diversa y creativa para la comida, y buena coctelería y mucho ambiente de noche, cuando el sitio se transforma, alimentado por la población anglo de la plaza.
Enrique Farjeat, ha logrado imprimirle un toque que denota conocimiento y experiencia. Buen producto, buen servicio y una lista de vinos coherente y a precio asequible. Cumpanio es el rostro amable de los restaurantes de buen nivel de la zona, a donde los locales se detienen más de una vez por semana.
Además de los croissants, hay una serie de biscochos, como los bostok, esas rebanadas crujientes ante los que es fácil sucumbir. Vale la pena dirigir el ataque a los “hits” mañaneros del sitio, iniciando con los huevos de la casa, al horno sobre pan con salsa verde y queso gratinado; los benedictinos presentados sobre pan brioche, lomo y su salsa blanca y las crepas de chicharrón, que son un bocado sofisticado y delicioso, bien balanceado y “llenador”. Chilaquiles, croque madame, omelettes, ¿qué más?
Por la tarde y noche, hay que embestir contra los tuétanos al horno con aceite del ajo y pan al grill: insuperables. La tarta tatin de bernejena con queso de cabra y pesto de albahaca es muy apetitosa, y bienvenida para los amantes de ese queso. Algo ligero: las lechugas orgánicas con vinagreta de mostaza y miel.
Los segundos conforman una galería de platillos clásicos, á la maniére de Cumpanio, entre los que destacan las costillas de cerdo en su jugo caramelizado; el cock au vin, las albóndigas, y los cortes, a los que se adicionan sándwiches y burgers
Sin ser una cocina espectacularmente propositiva, Cumpanio mantiene una oferta pulcra, sana y presentada generosamente, al tiempo que concede una lista de vinos asequible y adecuada para regar los alimentos. Con el esfuerzo de la panadería, claro, los postres son el most.
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