No entiendo por qué, un comedor tradicional, conocido por manejar una tradición gastronómica amplia, y a pesar de ello, más o menos clásica, decide “innovar” con propuestas que terminan diciendo muy poco en boca, y todavía menos en el plato. La Noria podría mejorar su oferta tradicional en lugar de modernizarse con una cocina que dice poco. Es muy triste verla perderse en la indefinición después de tantos años
Hace mucho que no está de moda, pero sin duda se trata un comedor de abolengo, remodelado hace relativamente poco. Ocupa los terrenos de la Ex Hacienda San Miguel La Noria construída en el siglo XVI. Las familias vienen a comer aquí desde hace 25 años: es una tradición. El restaurante ocupa las áreas que en otros días ejercían actividad como establos y patios.
El sitio cuenta con un patio interior encantador, cuando no llueve, pero Puebla es famosa por sus chubascos. Cuenta con un excelente salón privado, área de bar y tienda de vinos. La última remodelación presume un concepto armónico de perfiles muy contemporáneos.
La cocina solía ser muy sabrosa y ostentar una fuerte orientación poblana, aunque siempre buscaba modernizarse, hasta con tendencias, incluso orientales. Lo que se practica hoy aquí es un ejercicio culinario obsesionado con la amplitud en el concepto, salvo en los platos tradicionales mexicanos. Se trata de una cocina simple que se quiere ver compleja, moderna, y que se ve rebasada por la intención.
Cocina de antojos
Ataca las sugerencias, iniciando con escamoles o gusanos de maguey, cuando hay. La tártara de atún llama la atención con una confección que recibe el baño de aceites, aguacate, cebolla y cilantro: simple y rica. Las chalupas no deben faltar, austeras, escuálidas y picosas. Las albondiguillas, como las ves en la primera foto, no van a ningún lado, mal confeccionadas, mal resueltas, y totalmente fuera de balance. La lista de vinos se esmera en el diseño con algunas selecciones especiales y precios razonables.
La sopa tarasca, de frijol y tortilla es un potaje redondo, pero la crema de cilantro con nuez es deliciosa. El menú muestra su ambición insertando una lista larga de pastas. No sueles ser buenas, ni mostrar un nivel de entrega correcto en forma y fondo. Hay unos chilaquiles en pasilla compuestos por láminas de sémola cubiertas de queso de cabra y chile pasilla que valen la pena.
Más que atacar directamente la sección de carnes son recomendables estos platos típicos con unas enchiladas de mole bien puestas y guisos de pipián verde y rojo, como los huazontles. La Noria revela su altura en esta etapa, pero en platos como el mixiote suelen perderse con una sazón mediocre. El servicio es pausado y quizá le falte ritmo y mejor intención. Las tortillas se tiran en un comal a la vista. El estacionamiento es muy cómodo y la amplitud del contexto general relaja.
41 Pte. 2120
Ex-Hacienda La Noria
Puebla de Zaragoza, México
Tel. 222 237 72 13
Por César Calderón
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