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CONCHITA COCINA taco de codorniz -3

Cuando esperas mucho de un sitio, a tan poco tiempo de su apertura, a veces tus intenciones se desafinan y el gusto no para de protestar que debiste esperar a que el sitio madurara. No es exactamente el caso de Cocina Conchita de Diego H. Baquedano, (ex 50Shit por Corazón de Tierra, Ensenada) pero sí nos quedó a deber un poco.

Acuso que una sola inmersión para comentar algo con justicia, suele ser incómoda e injusta, pero la importancia de la primera lectura es una: observar a grandes rasgos hacia a dónde se dirige este comedor, con facha de fonda bien puesta, y con precios apetecibles.

Su gran talento es la frescura, el producto que te explota en la boca con sus jugos y sus sabores salvajes, como el de los ostiones kumiai o kumamoto; como el del pescado que puedes pedir en varias formas. Y todo lo que haga la cocina para entregártelo será simplemente colaborar a que disfrutes el sabor de estos frutos en su forma más noble.

CONCHITA COCINA tiradito de pescado -2

Tostadas, aguachiles, tiraditos y cocina caliente. No es una carta demasiado larga, pero es lo suficiente como para dejarte satisfecho y obligarte a repetir o conocer más platos.

Cuando llegas a los tacos, el mesero pondera los de perdiz. Mmm, la tortilla de ayer y el sabor tenue de la carne, que recibe el acoso de salsa y otras cosas, no me dejaron entender qué pasaba realmente. El de short rib tiene buen sabor, pero la carne es firme, pierde toque, carece de suavidad y emoción. El de lechón es exquisito. Con la piel dorada y crujiente, el lechón se defiende del ataque de las hierbas y la coliflor que lo cubren hasta casi ahogarlo. Hierbas que el mesero no entendía que eran. Falta training, supongo. No vimos los tacos de pescado, aunque el chef si ensayaba uno, creo. Un sitio que llega de Ensenada sin los tacos de siempre… Quizá es estrategia o la idea es otra, en cualquier caso, hubiera sido bueno probarlos.

CONCHITA COCINA taco de lechón -1

Los vinos por copeo, uno bueno y uno malo, y el cuidado para servirlos no concluye que te den a catar o te traigan la botella. Detalles, supongo que habrá que exigir y ellos deberán cuidar.

Los postres bien, pero no me enamoraron. El primero con defectos de producción, el segundo muy rico, no exquisito. El servicio es amable, condescendiente, y la música es perfecta. Desde luego, volveremos…

Alvaro Obregón 154. Roma