No es broma, la NASA descubrió hace mucho, en el amaranto, un potencial de nutrientes increíble que decidió incluir en sus vuelos tripulados. Reconocido por la FAO y La Academia Nacional de Ciencias de E.U. como “el mejor alimento de origen vegetal para consumo humano», el amaranto contiene una gran cantidad de vitaminas, minerales y aceites que otorgan una enormidad de beneficios a la salud, incluyendo el famoso ácido fólico, tan importante para las mujeres embarazadas, y aminoácidos como la lisina, que favorece las funciones cerebrales. .
La planta de amaranto puede alcanzar hasta tres metros de altura. Termina en un “cluster” de florecillas que contienen una semilla. Con el amaranto se producen desde tamales y galletas, hasta dulces, tortillas y bebidas varias. Los españoles casi extinguieron la planta cuando vieron que los indígenas la incluían en sus ritos religiosos. Lo que pasó, según narraciones de Fray Bernardino de Sahagún, es que en ciertas festividades religiosas, las mujeres Aztecas molían la semilla para producir una mezcla con miel y sangre de víctimas sacrificadas, para luego moldear una pasta que utilizaban para “esculpir” dioses. A estas estatuas después se las comían como parte de los ritos religiosos.
El amaranto no cura nada, pero si es un alimento con efectos medicinales sorprendentes, entre los que destacan: ser auxiliar en el control de la diarrea, y prevenir las enfermedades graves del intestino como el cáncer de colon y los divertículos. También previene la osteoporosis, la diabetes, la obesidad, el estreñimiento y la hipertensión arterial, además de mejorar un sin número de males diversos.
Como suele pasar, nuestra producción de amaranto es raquítica comparada con otros cereales, está subvalorado y sub utilizado socialmente, a pesar de los beneficios que concede, y el que las hojas de su planta otorguen hasta cinco veces más propiedades alimenticias que cualquier otro tipo de hierba similar. Le concedemos un lugar importante en la granola y las alegrías, pero su uso es bastante limitado hasta hoy.
La nobleza de la planta también impacta, puede mantenerse en condiciones adversas mientras los cultivos a su alrededor mueren por falta de agua. Algunos científicos dicen que este alimento podría modificar el mapa de hambrunas en el mundo, hoy y mañana. Consumamos amaranto y pidamos a nuestros chefs que dejen de adornar platos bonitos y pongan más empeño en educarnos con guisos que promuevan un mejor contenido nutricional.
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